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Gloriana Villalobos: Una de las Pioneras que Cambió el Fútbol Femenino Costarricense

Por su valentía y talento abrió caminos para que otras niñas persiguieran sus sueños futbolísticos

Gloriana Villalobos: Una de las Pioneras que Cambió el Fútbol Femenino Costarricense

Por su valentía y talento abrió caminos para que otras niñas persiguieran sus sueños futbolísticos

Autor:
Deportivo Saprissa
Publicado el:
Sep 4, 2025
Tiempo de lectura:
12 min
Autor:
Deportivo Saprissa
Publicado el:
4.9.25
Tiempo de lectura:
12
min
Categoria:
Equipo Femenino

Gloriana Villalobos ocupa un lugar único en la historia del fútbol costarricense como la futbolista que demostró que los sueños no tienen edad ni género, y su propia trayectoria nos revela la profundidad de su impacto en el desarrollo del deporte femenino nacional. "Yo quería ser mucho más que solamente una chica que juega fútbol", declara con la madurez de quien ha reflexionado profundamente sobre su rol, describiendo cómo desde muy temprana edad entendió que su misión trascendía las líneas del campo de juego.

Para Villalobos, cada paso en su carrera representaba no solo un logro personal, sino la construcción de un camino que otras niñas podrían seguir. Su historia comenzó de la manera más natural posible: "Empecé jugando con hombres, era la única mujer", recuerda sobre sus inicios en el equipo colegial, donde la necesidad la llevó a competir en un ambiente predominantemente masculino que la forjaría como la pionera que llegaría a ser.

Su llegada al Deportivo Saprissa a los 11 años marcó un hito histórico en el fútbol femenino nacional. "Yo llegué a ese camerino y estaba con Catherine, Carolina, Raquel", rememora sobre ese momento trascendental cuando se encontró compartiendo vestuario con las figuras de la selección nacional. El entrenador Alejandro Pacheco, quien la había visto entrenar, le dijo a su padre: "Déjela, que se queda aquí la chiquilla", una decisión que cambiaría para siempre el panorama del fútbol femenino costarricense.

Lo que más destaca en el testimonio de Villalobos es su descripción de los momentos que definieron su carácter. Un incidente durante un partido la marcó profundamente: un rival la tiró al suelo, la pateó y le gritó: "Si va a jugar fútbol, solo puede jugarlo como un hombre". Lejos de intimidarla, esta experiencia despertó en ella una determinación inquebrantable: "¿Por qué yo como mujer no puedo jugar fútbol igual o mejor que un hombre?", se preguntó, plantando la semilla de lo que se convertiría en su misión de vida.

La transición de las categorías menores a la selección mayor ilustra perfectamente los desafíos únicos que enfrentó como pionera. "Llegué a una selección donde todo el mundo hablaba de mí, pero llegué a un equipo donde hay jugadoras muy buenas", explica sobre cómo manejó la presión mediática mientras compartía campo con leyendas como Shirley Cruz, Raquel Rodríguez y Cristin Granados. Su capacidad para mantener "un perfil bajo" a pesar del "boom" mediático demostró una madurez emocional excepcional para una adolescente.

Su comprensión del impacto social de su carrera la llevó a estudiar Trabajo Social, con la clara intención de utilizar su plataforma para generar cambios estructurales. "Mi objetivo es validar muchas veces los derechos que se nos quitan como mujeres que tenemos el derecho a jugar fútbol", explica sobre su proyecto de vincular su formación académica con su experiencia deportiva para combatir las desigualdades de género en el deporte.

El Mundial Sub-17 disputado en Costa Rica representó un momento cumbre no solo en su carrera, sino en la historia del fútbol femenino nacional. "Pasamos de jugar en el Proyecto Gol con cuatro gatos y con los papás a jugar en un estadio con 34,000 personas", describe sobre una experiencia que ella considera transformadora tanto para su generación como para el desarrollo del deporte femenino en el país.

Su regreso al Saprissa después de experiencias en el extranjero simboliza la conexión emocional profunda con la institución que la vio nacer deportivamente. "Desde que tengo 11 años puse por primera vez pie en la cancha, en el estadio y algo ahí creció en mí", explica sobre un vínculo que trasciende lo meramente profesional y se convierte en parte de su identidad familiar, donde "todos somos saprissistas".

La filosofía de Villalobos sobre el fútbol femenino se resume en su convicción de que las mujeres "sienten la camisa y la pasión, muchas veces al doble o al triple" que sus contrapartes masculinas. Esta declaración encapsula perfectamente su visión de que el compromiso y la dedicación no tienen género, y que las futbolistas merecen el mismo reconocimiento y apoyo que reciben los hombres.

Su papel en el reciente regreso de la Liga Profesional Femenina refleja su evolución de jugadora pionera a líder de opinión. "Creo que esta pausa y este regreso puede ser para bien", analiza con la perspectiva de quien ha vivido tanto los altos como los bajos del fútbol femenino nacional, apostando por una nueva estructura que "busque hacer lo correcto".

Gloriana Villalobos representa la esencia de lo que significa ser una verdadera pionera: alguien que no solo abre caminos para sí misma, sino que construye puentes para que otras puedan seguir. Su historia trasciende los goles y los trofeos para convertirse en un testimonio de valentía, perseverancia y visión de futuro. Como ella misma expresa, su legado no se mide solo en logros deportivos, sino en su capacidad para demostrar que "no tengo que jugar como un hombre, puedo jugar como una mujer y hacerlo igual o mejor". En esas palabras se resume la revolución silenciosa que Gloriana Villalobos lideró en el fútbol costarricense.

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