Desde que debutó con Saprissa en el año 2000, su juego aguerrido, su entrega sin reservas y su temple en la defensa lo convirtieron en un referente silencioso, de esos que inspiran más con acciones que con palabras. Sin embargo, cuando habla, transmite el peso de alguien que ha vivido el fútbol al más alto nivel.
“Saprissa es parte de mi vida, no importa dónde esté, siempre lo llevo en el corazón”, afirmó en nuestro Podcast Dentro de la Cancha.
Su paso por el Deportivo Saprissa fue corto, pero contundente. Apenas dos años después de su debut, ya estaba viajando a Corea y Japón para representar a Costa Rica en su primer Mundial mayor. Su rendimiento llamó la atención del Brescia de Italia, equipo que lo fichó y donde iniciaría una de las carreras más sólidas y admiradas que ha tenido un futbolista costarricense en Europa.

En el fútbol italiano, Gilberto creció como jugador y como ser humano. Jugó durante años en la Serie A y la Serie B, defendiendo al Brescia en más de 200 partidos oficiales y enfrentando a grandes figuras del fútbol mundial. Compartió camerino con leyendas como Pep Guardiola y Roberto Baggio, quienes dejaron una profunda huella en su visión del deporte.
“Jugué con grandes como Guardiola y Baggio, y aprendí que la disciplina y la humildad se cuecen en los pequeños detalles del día a día”, explicó
También explicó cómo se enamoró del fútbol italiano, siendo un pequeño niño que de adulto confirmó su sueño.
“Uno de niño sueña. Soñé viendo el mundial de Italia 90, viendo el fútbol italiano cuando Bruno Kilpatrick, un periodista de canal 7 que pasaba los partidos de la Serie A. Ni a Kilómetros uno se imaginaba lo que pasó. El fútbol me apasionó desde niño”, añadió.
